Algo sobre que los reencuentros estan buenísimos.
Nosvé el 3 de marzo.
Qué hay de malo en elegirte, invitarte a caminar, darte lo que mas quisiste, esos besos que pediste, y algo de sinceridad. Que hay de nuevo me dijiste, un amor sin antifaz, como el que nunca tuviste, y por eso que te insiste, este corazon que ahi va. -va como puede, pero va- Vos y yo, andando la vida, por calles perdidas, solos vos y yo. Vos y yo, andando el destino, haciendo el camino, solos vos y yo. Qué sera lo que me hiciste, que no dejo de pensar, en como te sonreiste, en el beso que me diste, y en tu forma de mirar. Qué hay de nuevo me dijiste, solo un tiempo por andar, y que bueno que viniste, ya no hay corazones tristes, vamos que el tiempo se va.
Vos y yo,
andando la vida,
por calles perdidas,
solos vos y yo.
Vos y yo,
andando el destino,
haciendo el camino,
solos vos y yo.
A un cadete acostumbrado a las corridas
la vergüenza ya le pisa los talones,
lamentando el precio de sus confesiones
va esquivando ejecutivos por Florida.
Mientras cruza sin mirar las avenidas
se martilla la cabeza sin piedad,
vuelve con los ojos llenos de perdón.
Pero es demasiado tarde
y ella le da un beso de esos
que humillan a la soledad.
Por el centro todos conocen la historia
del más pillo y la más bella del condado,
y aunque tiene momentos de poca gloria
es un cuento que merece ser c o n t a d o .
Cuando el amor se tomó unas vacaciones
la vida le dio milonga y el bailó,
nunca le dijo que no a otros rocanroles.
Pero Steve Ray Voughan fue testigo
de esa magia que los condenó
a vivir eternamente
entre el t e d i o y la p a s i ó n,
el i n s t i n t o y la r a z ó n,
entre la p e r s e v e r a n c i a
y la c r u e l r e s i g n a c i ó n.
Esa magia que no los va a dejar ser
dos amantes del montón.
Ahora ella va a dos mil por hora por la vida
pisa el freno sólo para sus dos críos,
él supo hacerse más compañero del frío
ese que le hacía sangrar por la herida.
Si hoy la describo, digo profeta Mahoma,
una vez hecho un trato ya lo consiguió,
y él adquirió una gran filosofía de goma
y zapatos baratos, eso no cambió.
Ninguno de los dos creía en el destino
y este se vengó para hacerse notar.